Crear el juego es el reto

 

El Colegio San Francisco de Asís celebró  la VIII edición de su singular Feria del Juguete de Madera

Hay que trasladarse mentalmente a una pequeña plaza de una localidad perdida de Bélgica para entender cómo una tradición tan lejana, la de la fabricación de juguetes usando solo madera y objetos reciclados, ha podido colarse en un colegio de Mijas. Y hay que hablar con el profesor de ciencias del centro mijeño Juan Fernández para terminar de comprender cómo esa imagen que vio en aquella placita belga en uno de sus numerosos viajes en coche por Europa durante las vacaciones estivales pudo convertirse en lo que ya es hoy,  una feria ya consolidada del Colegio San Francisco de Asís que este año llegaba a su VIII edición y congregaba a más de un centenar de personas entre personal docente, familiares y alumnos del centro educativo mijeño. “De repente, iba con mi esposa caminando por las calles de este municipio de Bélgica y vimos una imagen que nos encantó. Muchos niños fabricando juguetes con madera y otros con sus padres disfrutando de ellos, jugando con ellos. Nos gustó tanto a mi esposa y a mí aquello que en seguida pensamos: esto tenemos que hacerlo nosotros en nuestro colegio. Y así fue”, recuerda, mientras recorre los distintos juegos preparados este año por sus propios alumnos, de entre 12 y 15 años.

Palos de fregona del que cuelgan muñecos de playmobil y que se convierten, sujetos a una caja de madera, en campeones de un futbolín fabricado por los propios chicos. “Lo que nos gusta de esta feria ya no es solo el resultado, los propios juegos que ellos mismos han estado ideando, diseñando y creando en las últimas semanas, sino que son sus propios creadores quienes los ponen al servicio de otros alumnos más pequeños, enseñándoles las reglas del juego y animándoles a que participen. Los alumnos disfrutan muchísimo, pero sus familiares todavía más”, apunta Fernández.

No son digitales ni tienen enchufe. No necesitan batería ni wifi. Un simple trozo de palo de escoba pintado con un pequeño taco de madera pegado en uno de sus extremos puede ser un magnífico palo de golf con el que aprender a dar un golpe preciso. “Tenemos ejemplos como el del francés Eduard Lucas, que fue un gran aficionado a los juegos recreativos matemáticos. Y nuestro niños tienen suficiente imaginación y creatividad como para crear sus propios juegos a partir de los elementos de los que pueden disponer. Es una forma de agudizar su ingenio. Ellos se sienten además muy realizados”, añade el profesor.   Un minigolf hecho con desniveles de madera flexible, el juego de los espejos o el del palo de béisbol con el que intentar evitar que la pelota, disparada desde un tubo, llegue al suelo son solo algunos de la veintena de juegos a los que pudieron jugar los más pequeños del cole.

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