Generalmente estamos tan inmiscuidos en el quehacer diario, en todos y cada uno de los problemas que se nos van presentando, con respecto a la educación de los hijos, al trabajo, el tiempo dedicado al ocio, etc…, que provoca que no nos detengamos a reflexionar sobre las desigualdades sociales existentes en el mundo debido a que no nos afectan directamente. Especialmente nos gustaría destacar el problema de la escolarización de los niños en los países de renta per cápita baja y comentaros una pequeña historia relacionada con ello.
En el año 95, a través de unos amigos, conocimos a un sacerdote misionero en Honduras llamado Patricio. Estos colaboraban con él en proyectos muy diversos como envío de medicinas, financiación de construcción de viviendas con saneamiento, centros de atención sanitaria, etc. Patricio, persona que nos conmueve constantemente por su forma de entregarse a los demás y motivar a los que están a su alrededor, nos informó de la problemática escolar, manifestando que se producía un absentismo escolar elevadísimo, especialmente porque los alumnos tenían que trabajar y no existían horarios de tarde o nocturnos en las escuelas. Por ello, propusimos crear una escuela en Tegucigalpa con el nombre del Colegio, financiada completamente desde nuestro Centro. El proyecto se fue desarrollando y empezó en el año 96 el primer curso de la Escuela San Francisco de Asís en Honduras con unos 70 alumnos aproximadamente. En la actualidad cuenta con más de 300 personas, de todas las edades, a los cuales se les da gratuitamente las clases, el material escolar, algo de merendar y en muchos casos uniformes.
Posteriormente, gracias al buen resultado obtenido ha habido otras instituciones interesadas, creando dos nuevas escuelas llamadas Santa Clara de Asís y Nuestra Señora de Montserrat albergando entre las distintas escuelas a más de 7000 alumnos en horario diurno y nocturno.
Desde que empezó este proyecto ilusionante, lo que más nos ha impresionado es el agradecimiento de los niños hondureños. Agradecimiento mostrado en cartas que nos envían periódicamente, destacando de ellas como disfrutan aprendiendo a leer y a escribir, lo ven realmente como un privilegio, y cada libreta es un tesoro para ellos. Generalmente son niños de corta edad que van al colegio después de una larga jornada de trabajo y lo hacen con unas ganas realmente admirables. Esto cuesta entenderlo, ya que lo vemos bajo un prisma diferente. Para nosotros no es un privilegio sino una obligación escolarizar a nuestros hijos, y esto provoca que a veces sobrevaloremos cuestiones como éstas, sin darle la importancia que posee.
Todos los años, en el Colegio se organizan un gran número de actividades para conseguir la financiación de la Escuela. Destacamos los Desayunos por Honduras, la Tómbola de la Fiesta Fin de Curso, Lotería de Navidad, etc.
Queremos aprovechar la ocasión que brindan este espacio para pedir que entre todos consigamos consolidar aún más este proyecto tan bonito y agradecer públicamente el gran esfuerzo que realizan todos los miembros de la comunidad educativa.